martes, 6 de abril de 2010

Palabras más, palabras menos. ¿De qué lado estás?

Hace pocos días se presentaron en La Habana los músicos de Calle 13. ¡Bienvenido sea su música para la gente! Al fin de cuentas es la gente la que disfrutó y bailó con ellos y su meneante música y estribillos.

Para los miles que acudieron a su concierto lo que menos les importó fue la razón política por la que ellos decidieron presentarse en La Habana. Algo lógico en cualquier parte del mundo. Imagínense si cada vez que algún músico, cantante o agrupación fuera a presentarse en vivo, la publicidad de su concierto estuviese enmarcada en su afiliación política, religiosa, sexual, o cualquier otra actitud personal.

Pero, si de brindar su arte solo se trataba, ¿por qué entonces tantas declaraciones de un lado y del otro?
¿Qué tanto obliga a una banda internacionalmente popular a tener que dar explicaciones de sus actos palabras más, palabras menos? ¿Por qué no blanquear su postura política con respecto a Cuba? Bien pudieron ignorar las posturas ideológicas y hacer lo que la gente en el malecón habanero fue buscando encontrar en ellos. Pero el guardarse declaraciones para realizarlas en el lado conveniente, me parece que marca una ambigüedad y doble discurso político en ellos ya archi conocida por los cubanos. Sería, a mi entender, que sólo hubiesen propuesto seriamente hacer arte y, de ser indagados, declarar abiertamente una postura tal y como tratan de hacer transmitir siempre en sus declaraciones en temas no vinculados con Cuba. Entonces, sin que por ello deba dejar de gustarnos o disgustarnos su música, simplemente sabríamos de que lado están.

lunes, 5 de abril de 2010

¡Dejen a Cuba en paz!

Si tuviese que preguntarme quienes serían los principales responsables de los cambios que deban suceder dentro de Cuba, seguramente debería responder que los cubanos.
Bien, pero... ¿que cubanos?

La respuesta puede llegar en cataratas de opiniones diversas y acalorados debates y discusiones. No estaría mal, pero seguiríamos debatiendo, discutiendo, opinando y................
Si no existe un real acuerdo mundial para que en Cuba exista la posibilidad de un mínimo espacio real de libertad de expresión, será casi imposible que a la población se le exija desde afuera que sea la carne de cañón ante la aún aceitada maquinaria gubernamental.
Con los sucesos que transcurren en el país y de los cuales la prensa mundial se ha hecho eco, vale escuchar las opiniones de muchísimos presidentes latinoamericanos. La mayoría de esas opiniones son tan escuetas y escurridizas que podríamos denominarlas de "un alto contenido silencioso".

No tuve nunca la esperanza de escuchar en boca de los mandatarios regionales una declaración siquiera de mediación ante la situación interna cubana, pero muchísimo menos aún de condena a lo sucedido.

Si observara el panorama que compone el mapa político de mandatarios latinoamericanos, y exceptuando a Hugo Chávez, diría que con diferencias ideológicas entre ellos, son todos personas de un convencido valor democrático y de las instituciones, al margen del uso que cada cuál quisiera hacer valer de ellas en sus respectivos países.

Entonces, ¿cuáles son las excusas reales que llevan a tal silencio cómplice entre ellos?
Si miramos las edades de los mandatarios y los orígenes de sus militancias políticas, podemos observar que muchos provienen de sectores de clase media vinculados en los ámbitos universitarios u obreros a agrupaciones con tendencia a ideologías de izquierda. Bien, hasta el momento no sería ningún delito cometido ni razón para entender tal comportamiento, pero para ellos aquel primer amor político los ha marcado como marca un medio familiar para siempre a cualquier persona adulta que, incluso, haya optado por tomar caminos totalmente diferentes al mandamiento familiar.

A pesar de haber dejado de lado hace años los amores de izquierda, los cánticos pro- proletarios, las ideas nacionalistas y latinoamericanistas y haber entrado a desfilar en la intrincada, escabrosa, compleja, sucia y corrupta carrera política, han mantenido en el fondo un ligero ideal antimperialista y anticolonialista. Lo mantienen incluso en demagógicos discursos políticos disfrazados de nacionalismo y hermandad fronteriza sin atreverse nunca a pronunciar la palabra Estados Unidos, (no sería aceptado en términos diplomáticos, entendamos).

Esa falencia de verdad en la que navegan los ha llevado a ver en Cuba el último lugar del hemisferio en el cual pueden observar un espacio del pasado dejado atrás. Ven en Cuba el último reducto de la rebeldía aún adolescente que transpiraban y hacían brotar de sus palabras hace décadas ya. Ven a Cuba como observaría un sesentón a unos Rolling Stones que hace décadas han dejado de ser el grupo rebelde de su juventud para convertirse en una maquinaria comercial y que sigue vendiendo un paquete con portada de rebeldía comprable por esos veteranos fans que, sin creérselo, siguen sintiéndolos como los rebeldes que ellos han optado por dejar de ser.
Sin embargo conocen perfectamente la realidad, tanto como ese veterano fans de los Stone, pero prefieren ver en Cuba el último signo de rebeldía que necesitan para no sentirse del todo traicionados por ellos mismos. Aunque, la verdad más próxima de todo, no sea Cuba. La verdad más próxima son los Estados Unidos y lo que les representó su gobierno hace años y que aún les sigue representando sin poder gritárselo a la cara. El problema no es que están a favor de Cuba, el problema es que están en contra de los Estados Unidos. Cuba es simplemente el molesto grano que ellos ven para el poderoso vecino. Ese grano que ellos ni siquiera pudieron ni quisieron lograr ser, pero que disfrutan que exista. Es una actitud cobarde e hipócrita, es cierto, pero ellos son parte de la política y la política es esencialmente eso, cobardía e hipocresía, sin importar el cartel ideológico que pretendan colgarse en sus pechos, ni las ideas que descarguen en sus apasionados discursos de campaña para ganar los votos de sus electores.

Pero, si no han tenido el decoro de siquiera poder tratar de llevar a sus pueblos por el camino más sano a un mejor nivel de vida real, cayendo en las tentadoras dádivas de aquellas trans-nacionales extranjeras que otrora tanto criticaban, al menos deberían tener la decencia de saber retirarse y no intervenir nunca más en la vida un pueblo que nada les ha debido, nada les debe y nada les deberá cuando la historia sea contada una vez más.






Monarquía al servicio de la Autocracia

En los últimos días leí con estruendo en la prensa mundial las declaraciones de Pablo Milanés y Silvio Rodríguez acerca de la necesidad de cambios dentro de Cuba. Muchas otras "personalidades de la cultura cubana" que residen dentro de la Isla (al menos en términos migratorios), han comentado también acerca de esto sin que sus palabras hayan tenido el eco de los dos anteriores.

Silvio Rodríguez planteó necesidad de cambios dentro de la misma revolución. Revolución a la que en un juego de palabras instigó a suprimirle la letra "r". Desde hace décadas se le puede escuchar en entrevistas comentando acerca del necesario cambio que requiere el país, pero esto siempre dentro del marco del momento en que pronuncia sus comentarios.

Canciones o declaraciones suyas que acompañan el discurso que enaltece el oficialismo, quien acompaña a su vez a estas asegurando que al no ser una sociedad perfecta hay aún muchas cosas por corregir. Es simplemente el mismo juego de declaraciones que prefieren escuchar los unos y los otros. Hoy no sería políticamente correcto que Silvio hablase solamente de la burocracia como uno de los males que afectan al país, o de la crisis de valores en algún pequeño grupo de la sociedad, o de la necesidad de que más jóvenes comunistas se sumen a tareas del partido en sus niveles medios de gestión, o que quizás haya que analizar el por qué los cubanos no puedan alojarse en un hotel dentro de Cuba.

Todas éstas declaraciones e inquietudes pasadas que el trovador expresaba cada tanto en alguna entrevista o dentro de las letras de sus canciones, hoy se ven diminutas ante lo que pareciera ser un sinbronazo declaratorio del denominado "trovador de la revolución". Silvio ha pasado a ser una figura, metafóricamente hablando, que triunfa con una revolución popular contra una tiranía, declara progresismo en sus letras, amor entre los seres humanos, amabilidad y entendimiento al prójimo, pero que con el paso de los años y no haberse caído nunca del pedestal en que se haya desde hace más de cuatro décadas, termina convirtiéndose en tirano también.

Actúa el mismo papel que sus apuntaladores, desde su trinchera, desde su lugar. Su lugar es la cultura, desde ese espacio es quien decide muchas líneas a seguir y condena a través de su poder a quienes se desvían de la misma corriente. Hace bien su trabajo, no pudiera yo negarlo, como a su forma lo realizan los otros. Pero él, entre y ante los otros, conoce que su posición es privilegiada. No ha llegado tan solo por méritos políticos ni obsecuencias sin razonamiento alguno llenas de discursos repetitivos y modulaciones de voz o gesticulaciones necesarias que son las aceptadas entre quienes aspiran a ocupar algunos de los itinerantes palcos medios reservados por la cúpula para los sabuesos de turno. El ha llegado amparado por una generación de cubanos y latinoamericanos que a sus veinte años escuchaban las letras de su canciones dentro de el ideal de la revolución proletaria para todos los pueblos. De eso hace más de treinta años ya y, tanto en Cuba como en América Latina, esas generaciones han crecido y se han desencantado de los rumbos llevados por los que imaginaban tantos años atrás como los ídolos a admirar. Las nuevas generaciones han cambiado, han nacido y crecido en otras sociedades y en sus inquietudes diarias y gustos musicales no pasan ni como un soplo de brisa los ideales ni las letras de sus canciones. Si aún hoy puede darse el lujo de organizar un concierto y reunir a un número de oyentes, es más que nada por la misma razón que puede hacerlo aquella figura revolucionaria con la cual anteriormente lo comparaba metafóricamente.

El hoy se sabe un seguro miembro de la monarquía a la que pertenece desde su lugar de la cultura. No ha sido, ni será a estas alturas de su vida, desterrado de su sillón. Pero también debe saber que la monarquía será siempre el eslabón más alto dentro de un sistema donde impere, pero lamentablemente para sí y para muchos otros, les ha tocado convivir su provecho personal al servicio de una Autocracia, la cuál, para desgracia ya de todo un pueblo, siempre estará esperando el buen comportamiento y los buenos servicios de quienes nunca llegarán a ocupar su trono.


viernes, 2 de abril de 2010

La sociedad cubana y el país para los cubanos

Los cubanos siempre estamos hablando, usualmente en confianza, sobre las causas que llevarían a una caída del régimen y las consecuencias que esto traería para Cuba.

Los análisis son de cualquier tipo: seriedad, incoherencia, gracia, tragedia, inquietud, sorpresa, miedo, ansias, etc.; son adjetivos que podrían emplearse en las sensaciones que provocan nuestros deseos o visiones de lo que podría suceder.

Es comprensible también, y de más está decirlo, las denuncias que realizan a diario las personas que desde dentro de la Isla apuestan día a día a comentar los atropellos que viven tanto ellos como el resto de la población; atropellos éstos que van desde una censura, el uso de la violencia física, faltas de libertades económicas...

Pero noto en la comunidad cubana que vive tanto dentro como fuera de Cuba, la falta de un pensamiento un tanto coherente de lo que realmente quisiéramos y esperaríamos para Cuba. No encuentro que exista un proyecto real de país a futuro que aglutine a una gran parte de los cubanos, que sea comprensible y comprendido por aquellos que opten por el mismo. No sería este el único, por supuesto, pues eso nos dejaría en la incómoda y ya conocida situación de seguir un solo pensamiento, un solo accionar, una sola orden y motivo de vida; pero sí podría ser el que nos haga ver que es lo que realmente aspiramos a ser como país en este mundo con sus reglas de juego a las que quizás por primera vez en décadas nos tengamos que acoger. Estas reglas del juego, sepamos, no han sido ni serán impuestas por Cuba ni desde Cuba. Tendremos que saber como convivir con ellas y saber también como sacarles el mejor provecho entre todos, como logran hacer muchos países en este mundo. Si nos quedásemos en el solo hecho de esperar una caída del régimen, de aspirar que después de sucedido esto pueda toda la población cubana vivir en libertad democrática y por consiguiente de poder expresarnos con la total libertad y tener una libertad de accionar económico, estaríamos siendo sumamente cortos de visión en cuanto a lo que nos depararía el futuro como sociedad y las heridas aún no cerradas nunca llegarían a cicatrizar del todo para muchos.

No puedo dejar de hacer corresponsables en el análisis a los cubanos de la Isla, pues serán en definitiva ellos como mayoría que son de nosotros en el mundo, los grandes responsables del trayecto futuro tanto en lo político como en lo económico y social. Es cierto que quienes vivimos fuera de Cuba poseemos una información sin la censura convivida a diario por los de adentro, motivo que nos permite poseer una visión diferente y de variada gama de acciones, pero esto sería tan solo basarme en la posibilidad que hemos tenido los que vivimos fuera de Cuba de poder tener acceso a una mayor información, lo que no significa que tengamos en absoluto la verdad, pues sería esto caer simplemente en un silogismo: los que tienen más información tienen la verdad, por lo tanto los cubanos que están afuera al contar con mayor información son poseedores de ésta.

Considero que en los cubanos que estemos fuera de Cuba el análisis fundamental de poder debatir un programa de país REAL, no el que quisiéramos en nuestras ansias o el que viéndolo desde un ámbito muy personalista sea de nuestra conveniencia, nos debe llevar a respetar a quienes dentro de Cuba claman por CAMBIOS REALES y respetar también tiempos que ellos necesiten para poder elaborar sus propuestas así como ellos deban también escuchar, respetar y considerar a los que estemos fuera.

Hemos tenido la posibilidad de vivir fuera de Cuba muchos y eso, se quiera o no, nos ha posibilitado tener un panorama un poco más cierto del mundo y los países. La historia es algo que a través de los siglos ha sido tergiversada y manipulada, pero está ahí si la queremos ver y analizar por nosotros mismos.

Desde fuera de Cuba, he aprendido de mi país infinitas veces más que lo aprendido dentro del mismo, desde datos históricos, políticos, sociales, económicos, culturales, etc., y esto me ha provocado la duda de si alguna vez realmente tuvimos un concepto mayoritario del país que aspirábamos a tener.

Cuba fue junto con Puerto Rico la última colonia española en América, con casi cien años de diferencia con el resto del continente en lograr la independencia de su metrópolis. Si esto sucedió, entre otros tantos motivos, fue por la falta de un acuerdo real entre los independentistas de la época en qué sociedad querían ver convertida a Cuba. Luego la guerra de los diez años, con héroes cubanos entre los cuales muchos eran abiertamente pro esclavistas y pro anexionistas de Cuba a los Estados Unidos, a la par de otros que abogaban por la independencia final y la abolición de la esclavitud definitiva. La guerra del 95 desembocó en una independencia política cubana de España y un ampara je de los Estados Unidos, no necesariamente por la fuerza, pues muchos círculos de la sociedad habían sido proclives a una intervención norteamericana en el conflicto, mientras aún a las puertas del siglo veinte muchos hubiesen deseado seguir siendo una colonia española como hacía ya cuatro siglos atrás.

En éste año 2010 están quienes apoyados en razones económicas, culturales o políticas, plantean desde una anexión de la Isla a los Estados Unidos, una hipotética vuelta histórica anexionista a España con la autonomía otorgada por Madrid a Cuba en el año 1897 incluida, una anexión a Gran Bretaña (por razones aún desconocidas para quien escribe), una anexión de la península de la Florida a Cuba, o una independencia política absoluta de cualquier país del mundo. Este último punto es el que actualmente pudiésemos decir que ostenta Cuba, pero sin un destino real y coherente en presente y a futuro para su sociedad.

Los tiempos en que ilusamente creí que el gobierno cubano daría pasos para una posible transición pacifica y ordenada de Cuba hacia una sociedad compatible en términos democráticos con el resto del continente, se han esfumado a la vista de todos. Los últimos vestigios de esta esperanza que llegaron hace casi tres años nos han devuelto a la ultra conocida realidad del país, por lo que creo urgiría poder contar con un programa político, económico y social en una futura e imparable transición cubana.






jueves, 23 de julio de 2009

Encuesta periódica (¿"Guión de Ficción"?)

Acto 1: Cada tanto al Comandante o al General se les ocurre poner en práctica uno de sus más efectivos y favoritos métodos de encuestar a la población. Para ello convocan en pleno a las altas ésferas del Estado y vuelcan sobre éstas la tarea de organizar dicha importantisíma encuesta.
La única consigna dada por los dos aburridos jerarcas es la de mantener la infalible estrategia de hacerles llegar algún artículo doméstico de primera necesidad a la sociedad. Por supuesto, la cantidad de éstos no podrían nunca superar al diez por ciento de la necesitada población. De esta forma estaría garantizado el éxito de la operación.
Acto 2: El Consejo de Estado y de Ministros accede a dedicarse por completo a su patriótica y abnegada labor encomendada, no sin antes rebatir o cuestionar absolutamente nada.
Acto 3: Por consiguiente, al considerarse en pie de guerra, el Consejo de Estado y de Ministros encomienda al ciento por ciento de sus trabajadores ponerse también en pie de guerra y enlistarse en las filas de la nueva batalla a realizar. Esto redondeará alrededor de un noventa y nueve por ciento de la población laboral cubana, según un altamente calificado estudio que el compañero Ministro de Economía obstenta en su expediente ante el Consejo, los empleados de su Ministerio y del resto de la sociedad en general. Valdría señalar que por este gran aporte sociocontable, él mismo ha recibido el cariñoso y halagador mote criollo del "Afiladisímo", haciéndo lógicamente hálago a su capacitada habilidad en cuanto a las estadísticas se refiere, luego de este agotador trabajo investigativo que hubo de requerirle más de tres años, incluyendo veintidós desgastadores viajes al exterior, en busca de la información necesaria.
Acto 4: El compañero Ministro de Comercio Exterior hace uso de la palabra en la reunión coordinada entre los compañeros Ministros de todos los Ministerios, y propone elevar al Consejo de Estado la propuesta del artículo doméstico de primera necesidad que él considera sería la más necesaria y, por consiguiente, la más efectiva dado el carácter de la operación. El compañero Ministro de Comercio Exterior propone que el producto sea un módulo de aseo personal.
Acto 5: El compañero Ministro de Cultura sonríe. No considera apropiado el planteamiento anterior dado por su colega por considerarlo inapropiado para la gente. ¿Qué dirán los enemigos del pueblo cuando se enteren de esto? Pregunta sin esperar respuesta a su retórica.
Acto 6: El compañero Ministro de Agricultura, propone un módulo de ropa de trabajo de campo que incluiría un pantalón, una camisa y podría valorarse, dado las divisas disponibles, de un sombrero. Descarta de entrada la entrega de botas de trabajo ante la requisitoria del compañero Secretario de la Central de Trabajadores, alegando el alto costo en divisas de éstas en el mercado Sueco, según él mismo pudo comprobar en persona durante un mes de recorrido por los países nórdicos en busca de algún calzado accecible para las divisas del Estado que pudieran facilitarles a los trabajadores del azúcar en la pasada zafra azucarera. El compañero Secretario asiente en silencio.
Acto 7: Las deliveraciones se extienden toda la tarde y el jamón y el queso de los sandwichs no ha sido suficiente alimento puesto que ha transcurrido ya una hora desde que las últimas bandejas fueran degustadas. A sabiendas que la reunión se extenderá por intervalo de unas cuantas horas más, el compañero Ministro de Saud Pública propone ingerir algún alimento que sea saludable para las neuronas y como anfitrion de la reunión, el compañero Ministro de Relaciones Exteriores encarga a la cocina de la Cancillería preparar suficientes raciones de ostiones y otros diversos mariscos. Antes pregunta a todos si están de acuerdo con la propuesta realizada, a lo que todos acienten. El Ministro de Relaciones Exteriores ve esta decisión como un síntoma de buen entendimiento.
Acto 8: El Consejo de Ministros está hastíado de tanto comer, pero temen reconocerlo. El compañero Ministro de Salud alega que para un mejor rendimiento neurolinguístico el ser humano necesita descansar durante la noche. Todos asienten, no sin antes comprometerse a estar reunidos a la mañana siguiente en el mismo lugar. ¡Todos mañana al pie del cañón! Exclama jocoso el compañero Ministro de Transporte y recibe el aplauso de todos por su aporte.
Acto 9: Luego de haber estado pensativos toda la noche, los compañeros Ministros aún no han podido dar con el objeto necesario para la población. El primero en recibir la encuesta entre los trabajadores de su Ministerio es el compañero Ministro de Comercio Interior. Lee en voz baja los resultados de la misma pero prefiere callar. Luego van llegando los resultados de las encuentas de los otros Ministerios. La competencia no formalizada se hace presente entre ellos. Todos reconocen por ganador al compañero Ministro de Comercio Interior y lo felicitan por su labor ministerial al haber logrado que el ciento por ciento de sus empleados hayan permanecido durante toda la noche realizando esta encuesta y siendo a su vez encuestados. Él les devuelve la felicitaciones a sus colegas a sabiendas del esfuerzo de ellos ya que sus Ministerios han logrado el mismo objetivo por la misma vía. El Ministro de Transporte considera felicitar desde allí a todos los trabajadores. ¡Ellos también han estado al pie del cañón, compañeros! Vuelve a exclamar jocoso.
Acto 10: El compañero Ministro de Salud Pública considera que para que el ser humano pueda tener un mejor desenvolvimiento laboral de más de treinta y tres horas consecutivas sin poder dormir ni haber cenado la noche anterior, debería brindarsele algún desayuno. El compañero Ministro de Relaciones Exteriores asiente, pero no emite opinión. El compañero Ministro de Cultura asiente también en silencio. Todos los compañeros Ministros asienten en silencio, colocan en silencio las tazas y platos del desayuno en las bandejas para que sean retirados y deciden continuar con la reunión. ¡Aún hay mucho por qué trabajar, compañeros! Exclama una vez más el jocoso compañero Ministro de Transporte y esta vez recibe calurosas demostraciones de afecto de sus colegas.
Acto 11: Ninguno de los compañeros Ministros ha dado ha conocer los datos de sus encuestas ministeriales. Han pasado el almuerzo, las meriendas, la cena y aún debaten que artículo será el que decidirán presentar ante la dirección del Consejo. El compañero Ministro de Educación propone realizar un intercambio de encuestas sin hacer denotar a que Ministerio pertenecen y a partir de ese momento hacer público los resultados de cada encuesta.
Acto 12: Para sorpresa de todos las encuentas ganan por absoluta mayoría en un artículo en particular, ropa interior.
Acto 13: Los compañeros Ministros coinciden en hacerse cooparticipes todos en este emprendimiento. Comercio Exterior plantea su compromiso a realizar un viaje al extranjero y recorrer cuantos países sean necesarios y por el tiempo que sea necesario con tal de conseguir las telas para su confección. Comercio Interior se compromete a poder coordinar el trabajo entre todos los sectores bajo su cargo para que las piezas puedan ser confeccionadas. Salúd Pública aprobará cualquier prenda que sea confeccionada siempre y cuando exista al menos más de una medida de las mísmas. Cultura se compromete a conovocar a un certamen nacional de expositores en el que se realizaría una oda a la historia de la ropa interior de antes y posterior al triunfo de la revolución. Educación se compromete a preparar un intensisimo e inmediato programa para el conocimiento de los estudiantes acerca de la necesidad del uso de la ropa interior, ya sea para varones tanto como para mujeres. Transporte se compromete a gestionar el traslado de las telas hacia Cuba, no así a su posterior distribución por cada una de las provincias de la isla. Cancillería se compromete de hacer ver al mundo que no estan viendo lo que que creen ver. Agricultura declina a favor de los otros Ministerios su cuota asignada de ropa interior entendiéndo que en las ciudades la población es mayor que en las zonas rurales, lo que le equivale a un frenético aplauso de sus colegas y la admiración de todos éstos ante su hidalgo gesto. Economía, con esa fulgurante rápidez mental ya comentada, se compromete a precisar que por el costo en dívisas que esa misión estaría acarreando al Estado Nacional, solo podrían confeccionarse calzoncillos tipo slip y ropa interior femenina tipo cola less sin el sostén superior del conjunto de lencería. Todos entienden que una cola less puede caber perfectamente en el cuerpo de cualquier mujer tanto de quince años y unas medidas de noventa, sesenta, noventa, así como en una mujer de avanzada edad y sobrepeso en grasas. Es una prenda noble, recalcó el Secretario de los Trabajadores.
Acto 14: Los compañeros Ministros chocan sus copas en un brindis que denotaba la satisfacción obtenida por la ardua reunión de dos días completos. Estan satisfechos de los logros alcanzados y de saber que los empleados dependientes de sus Ministerios podrán optar por algo que sea de sus utilidades gracias una vez más al carácter y la generosidad de la revolución.
Acto 15: Los compañeros Ministros se preparan para la segunda étapa del proyecto. Observar, análizar y estudiar los comportamientos políticos y socíales que los trabajadores traslucirán en las escalofríantes reuniones de base de sus empresas para saber quienes estarán en el afortunado diez por ciento de aquellos compañeros revolucionarios a quienes la revolución haya podido obsequiar su bien ganada ropa interior.
Acto 16: Esto continuará................

martes, 2 de junio de 2009

Cuba: crónica de una telenovela con final inesperado


Recuerdo cuando era muy niño, no mayor de cinco años de edad, escuchar solo atrocidades sociales de los países que no promulgaban la idea socialista como nosotros. Lo mismo, por supuesta obviedad, de la Cuba pre revolucionaria.



En ese diferente mundo que nos contaban, solo podían existir dos tipos de clases sociales, los muy ricos y los muy pobres. Los primeros explotaban, humillaban y masacraban a los segundos sin intermediación de otros, puesto que eran solo ellos dos.



Llegué a pensar que mis padres habían aprendido a leer y escribir gracias a la campaña de alfabetización de la revolución. Paradoja de esto, ¿cómo podrían ellos aprender a leer y a escribir si tendrían que ser los ricos los que les enseñarían en una sociedad en la cual solo ellos lo hacían?



Mis padres andarían en harapos, casi semidesnudos, hasta que la revolución les brindó la oportunidad de vestirse decentemente como seres humanos. Otra paradoja, ¿serían los ricos los que les brindarían las ropas en esta ocasión?



Mi padre cortaría caña en los ingenios de los ricos, semidesnudo y analfabeto hasta morir por falta de médicos para los pobres, hasta que la revolución le brindó la posibilidad de tener un médico. Una tercera paradoja, ¿sería el médico de los ricos el que se decidió atender a mi padre?



Mi madre, bueno, sería prostituta, otra no quedaría para las mujeres que no eran ricas, o sea pobres, lo cual las convertiría en las servidoras sexuales de los ricos. Hasta que la revolución llegó e hizo que conociera al cortador de caña ya curado, alfabetizado y vestido en que se había convertido mi padre.



La gran paradoja del final es que la historia contada hasta el hartazgo a un niño de no más de cinco años de edad, provoca en este la idea de que el mundo podía ser, si los malos eran derrotados por los buenos, como el gran culebrón de telenovelas mexicanas en que podía ver reflejada la historia de mi Cuba de aquellos años. Una telenovela donde por primera vez, la chica pobre, desnuda, analfabeta, tísica y prostituta no se casa con el galán rico, sino con un similar a ella que la magia de la revolución había logrado cambiar tanto como a ella misma.



Pero como de una telenovela socialista se trata, esta no podría ser igual a cualquiera de las telenovelas anteriores ya exhibidas. No, Cuba seguiría la línea de la nueva corriente de telenovelas de nuevos directores europeos del este con gran arraigo en la escuela de la telenovela rusa. Por consiguiente, Cuba mezclaría entonces características de la telenovela tradicional con las del cuento popular. Esta nueva corriente, esperaban sus productores, causaría estragos entre la tele audiencia tanto cubana como internacional.



La protagonista de la historia, está más que claro, sería la revolución. Los otros personajes, los habitantes del pueblo de la telenovela, pongámosle de nombre…..Cuba, serían solo extras que le sonreirían a la revolución tal si fuese una publicidad televisiva en la cual entupidamente una familia sonríe ante el producto promocionado. La revolución es el esquematismo de las acciones dentro de esa telenovela, fiel reflejo de la polarización de un cuento popular donde solo existen los buenos y los malos, los pobres y los ricos. Como no existe en la explicación recibida por un niño pequeño, ni siquiera tomándose en cuenta que todo niño debe seguir creciendo por obra y milagro de la naturaleza…y de la revolución, un ápice de brindar un tópico más humano a los personajes de la historia; donde es imposible siquiera poder inquietar al pensamiento acerca de la psicología que deberían tener por naturaleza los malos, y en este caso no por la revolución.



En esta historia todo se vuelve una situación mágica y maravillosa una vez triunfada la revolución. A partir de ese momento los problemas existentes, y por consiguiente existenciales, de las personas buenas; los pobres, serían borrados sin importar cuan real pudiese ser esto o cuan coherente sería de poder creer. Su unidad de construcción estaría basada en una cuidadosa y estudiada selección de cada palabra a emplear, cada frase estaría dotada de la mayor fuerza expresiva posible, capaz de iluminar todo un universo desconocido; vale destacar en lo atrapante de su trama que hasta la fecha los televidentes siguen a la espera de su aparición. Todos los componentes de la telenovela, sus diálogos, hechos narrados, acciones a exaltar, deberán confluir en un hecho único, un verdadero personaje: la revolución.



Pero según iba avanzando la telenovela, algunos de sus productores decidieron enriquecerla aún más a esta e incorporaron pasajes del género literario conocido como leyenda. Fue entonces que la revolución transitó otro proceso para volverse cada vez más épica, combinando los hechos históricos con los ficticios, logrando por consiguiente un maravilloso fenómeno de admiración popular.



Los años fueron pasando y la telenovela se mantenía en cartelera mundial gracias, por sobre todas las cosas, a la gran ayuda del patrocinio de los empresas de los países del este europeo. Sus productores cubanos saltaban de alegría, cantaban vítores a la gran idea de haber realizado aquella telenovela que se atrevió a romper con el esquematismo de las anteriores. Era para ellos la telenovela inacabable, la telenovela que nunca dejaría de mantener una tele audiencia fiel y defensora a ultranza de sus personajes. ¿La estrategia utilizada por los productores para mantener tal grado de lealtad? Hacerles creer a sus seguidores que ellos también formaban parte de la misma telenovela. Los habían logrado involucrar tanto en aquel proyecto, que para muchos historiadores la telenovela de la revolución cubana pasó a convertirse en el primer reallity show jamás conocido en el mundo.



Vale destacar que esta afirmación no fue ni es aún compartida por ninguno de los bandos responsables de este proyecto, los productores iniciadores del mismo y los más jóvenes que fueron ocupando también tales cargos. Ambos bandos seguían compartiendo la idea que la revolución era “¡una auténtica telenovela!”, lo que los hacía convertirse en un solo bando.



Aquel aún incipiente Big Brother caribeño, se vio sorprendido en un lapso no mayor a dos años, por la pérdida de la confiabilidad que sus patrocinadores del este europeo sintieron ante la renuencia de los productores cubanos a desarrollar algunos cambios en la serie televisiva mundial.



Los caribeños estaban convencidos que la serie seguiría atrapando a la tele audiencia local y que ya poseían suficiente madurez y experiencia como para realizar ellos mismos los cambios que creyesen conveniente poder hacer. Es cierto, se vieron en la disyuntiva de tener que incorporar una nueva modalidad a la serie: la fábula.



Fue así que surgieron en el guión nuevos seres irracionales a los que repudiar y la moraleja final se convirtió en una breve frase que exhortaba a condenarlos a estos en cada capítulo diario. Sin embargo, Cuba, la gran telenovela que había sabido ser pionera en su rubro, que había conseguido atrapar seguidores de diversas nacionalidades y estratos sociales e intelectuales, hacía décadas que se había convertido en un fiel reflejo de un mero artículo costumbrista narrado en formato de crónica diaria.

jueves, 28 de mayo de 2009

Hipocrecía, ignorancia y cómplices al fin y al cabo


¿Qué cubano que viva dentro o fuera de su país, no se habrá topado con al menos una persona en el mundo que halague al gobierno de Cuba?

El tema nos choca a todos los que emigramos de allá cualquier sea el comentario que realicen a favor de la revolución cubana, como también a muchísimos que aún permanecen en la isla.

Quienes realizan a menudo comentarios de este tipo me han provocado siempre una buena cantidad de interrogantes.
¿Desconocerán realmente los desastres económicos y sociales llevados a cabo por esa revolución?
¿Mantendrán únicamente una opinión malformada y poco menos que incoherente con la defensa que proponen realizar con sus comentarios?
¿Serán algunos de los no pocos Stalinistas no declarados que bogan por mantener muy sutilmente al menos un país en este mundo con el status deseado por ellos?
¿Se cegarán tanto en un odio hacia el gobierno de los Estados Unidos que son capaces de alinearse al bando contrario llámese Fidel Castro, Sadam Hussein, Hitler, Bin Laden o cualquier desmedido inhumano despótico dictador con tal de no quedarse en una lógica postura de condena a todo aquello o aquellos que propugnan el odio entre los seres humanos esgrimiendo un absoluto y populista discurso cualquiera que fuese?

Podría cuestionarme tantas otras cosas que esta página pasaría a convertirse en un largo impreso de prodigiosas interrogantes sin convincentes respuestas existentes.
Preferiría, desde mi humilde opinión, encomendarme hoy a desmenuzar algunos de los por qué entendidos por mí.

A la humanidad le encanta por excelencia desdoblarse en dos acciones. Una, sentir pena y brindar su apoyo por el que se considera más débil ante el más fuerte. La otra, querer vivir como vive el más fuerte.

Desde hace más de cincuenta años esta manera de pensar se ve ajustada perfectamente hacia Cuba por parte de miles y hasta millones de seres humanos de todas latitudes. Lo que más significante resulta para los que viven dentro de Cuba, es ver como muchísimos extranjeros alaban nuestra sociedad revolucionaria, comparándola con las desigualdades monstruosas de las suyas y siendo ellos participes directos o indirectos de ello.

Acomodados y reconocidos intelectuales, políticos de ideas de izquierda, músicos de buena trayectoria, artistas plásticos, actores, directores, profesionales y hasta empresarios. Todos, y valdría la pena recalcarlo, provenientes de países capitalistas, dentro de los cuales viven en un estado de relativa comodidad material y de derechos humanos, los cuales si viesen truncados dentro de sus sociedades, no dudarán en buscarlos en las comodidades de la vieja Europa.

Un sin número de ellos se han desencantado con los años del proceso de "cambios" que su añorada revolución ha decidido realizar. Se han desilusionado, simpática manera de describir esas sensaciones propias de ellos cuando de una sociedad completa se trata, como si de un juguete o serie televisiva se tratase.

Cincuenta años, es sabido, no simboliza mucho para la historia de la humanidad, pero un solo año de esta puede cambiar la vida completa de muchos seres humanos, cincuenta años, por consiguiente, sin duda cambian la vida de millones de personas. Hablo de toda una vida, por decirlo de una manera más coloquial y quizás mejor entendida.

Cuando en el año 2003 se produjo una más de las tantas masivas detenciones de críticos del régimen y el fusilamiento, a bombo y platillo anunciado, de tres jóvenes capturados luego de robar una lancha e intentar salir ilegalmente del país, comencé a escuchar a raíz de aquellos sucesos, las voces de tantos sujetos internacionalmente comprometidos con su apoyo público al gobierno cubano, defenestrando aquella decisión tomada por su hasta entonces amada revolución.

En ese mismo año de 2003, se cumplían cuarenta y cuatro años de su amada revolución. ¿Podría entonces pensar que hasta el instante de aquel episodio cubano, con un marcado pluralismo de acción dentro de su propia y habitual idiosincrasia, estas personas no habrían sido capaces de detectar fallas algunas de elementales violaciones de derechos humanos en ese país tan pequeño como adorado por ellos, o solo creerían el idiolecto de quien admiraban más de ese país?

Podría tildárseles con muchos adjetivos, pero las dudas sobre ellos siempre quedan como si de hipócritas se tratase, los cuales creen o hicieron posteriormente creer la ignorancia que poseían sobre las atrocidades de las que, y por propia voluntad, se convirtieron en cómplices.