viernes, 2 de abril de 2010

La sociedad cubana y el país para los cubanos

Los cubanos siempre estamos hablando, usualmente en confianza, sobre las causas que llevarían a una caída del régimen y las consecuencias que esto traería para Cuba.

Los análisis son de cualquier tipo: seriedad, incoherencia, gracia, tragedia, inquietud, sorpresa, miedo, ansias, etc.; son adjetivos que podrían emplearse en las sensaciones que provocan nuestros deseos o visiones de lo que podría suceder.

Es comprensible también, y de más está decirlo, las denuncias que realizan a diario las personas que desde dentro de la Isla apuestan día a día a comentar los atropellos que viven tanto ellos como el resto de la población; atropellos éstos que van desde una censura, el uso de la violencia física, faltas de libertades económicas...

Pero noto en la comunidad cubana que vive tanto dentro como fuera de Cuba, la falta de un pensamiento un tanto coherente de lo que realmente quisiéramos y esperaríamos para Cuba. No encuentro que exista un proyecto real de país a futuro que aglutine a una gran parte de los cubanos, que sea comprensible y comprendido por aquellos que opten por el mismo. No sería este el único, por supuesto, pues eso nos dejaría en la incómoda y ya conocida situación de seguir un solo pensamiento, un solo accionar, una sola orden y motivo de vida; pero sí podría ser el que nos haga ver que es lo que realmente aspiramos a ser como país en este mundo con sus reglas de juego a las que quizás por primera vez en décadas nos tengamos que acoger. Estas reglas del juego, sepamos, no han sido ni serán impuestas por Cuba ni desde Cuba. Tendremos que saber como convivir con ellas y saber también como sacarles el mejor provecho entre todos, como logran hacer muchos países en este mundo. Si nos quedásemos en el solo hecho de esperar una caída del régimen, de aspirar que después de sucedido esto pueda toda la población cubana vivir en libertad democrática y por consiguiente de poder expresarnos con la total libertad y tener una libertad de accionar económico, estaríamos siendo sumamente cortos de visión en cuanto a lo que nos depararía el futuro como sociedad y las heridas aún no cerradas nunca llegarían a cicatrizar del todo para muchos.

No puedo dejar de hacer corresponsables en el análisis a los cubanos de la Isla, pues serán en definitiva ellos como mayoría que son de nosotros en el mundo, los grandes responsables del trayecto futuro tanto en lo político como en lo económico y social. Es cierto que quienes vivimos fuera de Cuba poseemos una información sin la censura convivida a diario por los de adentro, motivo que nos permite poseer una visión diferente y de variada gama de acciones, pero esto sería tan solo basarme en la posibilidad que hemos tenido los que vivimos fuera de Cuba de poder tener acceso a una mayor información, lo que no significa que tengamos en absoluto la verdad, pues sería esto caer simplemente en un silogismo: los que tienen más información tienen la verdad, por lo tanto los cubanos que están afuera al contar con mayor información son poseedores de ésta.

Considero que en los cubanos que estemos fuera de Cuba el análisis fundamental de poder debatir un programa de país REAL, no el que quisiéramos en nuestras ansias o el que viéndolo desde un ámbito muy personalista sea de nuestra conveniencia, nos debe llevar a respetar a quienes dentro de Cuba claman por CAMBIOS REALES y respetar también tiempos que ellos necesiten para poder elaborar sus propuestas así como ellos deban también escuchar, respetar y considerar a los que estemos fuera.

Hemos tenido la posibilidad de vivir fuera de Cuba muchos y eso, se quiera o no, nos ha posibilitado tener un panorama un poco más cierto del mundo y los países. La historia es algo que a través de los siglos ha sido tergiversada y manipulada, pero está ahí si la queremos ver y analizar por nosotros mismos.

Desde fuera de Cuba, he aprendido de mi país infinitas veces más que lo aprendido dentro del mismo, desde datos históricos, políticos, sociales, económicos, culturales, etc., y esto me ha provocado la duda de si alguna vez realmente tuvimos un concepto mayoritario del país que aspirábamos a tener.

Cuba fue junto con Puerto Rico la última colonia española en América, con casi cien años de diferencia con el resto del continente en lograr la independencia de su metrópolis. Si esto sucedió, entre otros tantos motivos, fue por la falta de un acuerdo real entre los independentistas de la época en qué sociedad querían ver convertida a Cuba. Luego la guerra de los diez años, con héroes cubanos entre los cuales muchos eran abiertamente pro esclavistas y pro anexionistas de Cuba a los Estados Unidos, a la par de otros que abogaban por la independencia final y la abolición de la esclavitud definitiva. La guerra del 95 desembocó en una independencia política cubana de España y un ampara je de los Estados Unidos, no necesariamente por la fuerza, pues muchos círculos de la sociedad habían sido proclives a una intervención norteamericana en el conflicto, mientras aún a las puertas del siglo veinte muchos hubiesen deseado seguir siendo una colonia española como hacía ya cuatro siglos atrás.

En éste año 2010 están quienes apoyados en razones económicas, culturales o políticas, plantean desde una anexión de la Isla a los Estados Unidos, una hipotética vuelta histórica anexionista a España con la autonomía otorgada por Madrid a Cuba en el año 1897 incluida, una anexión a Gran Bretaña (por razones aún desconocidas para quien escribe), una anexión de la península de la Florida a Cuba, o una independencia política absoluta de cualquier país del mundo. Este último punto es el que actualmente pudiésemos decir que ostenta Cuba, pero sin un destino real y coherente en presente y a futuro para su sociedad.

Los tiempos en que ilusamente creí que el gobierno cubano daría pasos para una posible transición pacifica y ordenada de Cuba hacia una sociedad compatible en términos democráticos con el resto del continente, se han esfumado a la vista de todos. Los últimos vestigios de esta esperanza que llegaron hace casi tres años nos han devuelto a la ultra conocida realidad del país, por lo que creo urgiría poder contar con un programa político, económico y social en una futura e imparable transición cubana.






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